Rumor o realidad, la gente ve que con la crisis la delicuencia aumenta, pequeños hurtos, asaltos a casas, robos desde dentro de las empresas y una solución común: la videovigilancia.
En esta ocasión también, Valencia se adelanta al resto de España, vendiendo chalés en los que los propios inquilinos exigen un sistema de seguridad que les facilite la visualización de sus hogares. Y así está ocurriendo también en los pequeños negocios, donde se viven a diario ciertas “incursiones” en la caja por parte de los empleados.
La videovigilancia permite a todos controlar desde sus ordenadores y móviles lo que ocurre en los espacios que desean proteger.
Un sistema que se está expandiendo a una velocidad de vértigo por los hogares, empresas y polígonos industriales, porque la sociedad actual está al día en tecnología hasta tal punto, que el desconocimiento y la desconfianza que podían existir hacia sistemas de seguridad que no comprendían, han desaparecido dejando una puerta abierta a su propia tranquilidad.
Y las promotoras han comprendido que la seguridad es un servicio de primer orden para sus nuevos edificios, que ahora lo exigirán como el agua corriente.
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